«El cerebro no distingue entre lo real y lo imaginario. Un trozo de limón en la boca y la idea de un trozo de limón en la boca producen la misma salivación. Un conflicto real o uno imaginario producen las mismas emociones. Si estas emociones se liberan en el exterior el cuerpo no padece, por otro lado, si no se expresan ni comparten, las emociones bloqueadas causan enfermedades. Un conflicto de separación se reflejará en un problema de epidermis, el dilema de la insatisfación afectará los riñones y el no sentirse valorado minará la salud de los huesos…¿Soluciones? Ser conciente de las propias emociones y expresarlas, compartirlas.»
Christian Flèche